Mana, un experimento contra los poderosos

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«no habrá ninguna mezcla de blancos: todos serán negros; los jefes negros.» Anne-Marie Jahouhey.

Durante diez años (1836-1846) 477 personas de origen africano y una religiosa francesa demostraron que los esclavos podían convertirse en hombres libres y ganar su subsistencia al mismo nivel que los blancos. Los periódicos en manos de los esclavistas definieron este experimento como una utopía, una quimera y ante las evidencias, opusieron mordacidad. Casi dos siglos después, el experimento de Mana puede mostrarnos claramente como un experimento exitoso puede parecer fracasado si atenta contra aquellos que controlan los medios de comunicación.

La madre Anne-Marie Javouhey consiguió el 18 de septiembre de 1835 la autorización necesaria para iniciar un gran experimento social con un grupo de exclavos manumitidos en la Guayana Francesa. Era un experimento en que el gobierno francés estaba muy interesado, ya que tras prohibir la trata, quería ir prohibiendo la esclavitud poco a poco y necesitaba desmontar los argumentos de los esclavistas.

Javouhey se basó para su proyecto en las reduciones jesuíticas del Paraguay. El que haya visto la fabulosa película La Misión comprenderá en que consistían… y cual era su debilidad. Los indígenas estaban ahí para ser salvados, todos los cargos importantes eran ocupados por generosos hombres blancos benevolentes que creían saber que era lo mejor para los guaraníes. Javouhey introducirá la importante novedad de permitir que los negros se administraran a sí mismos. Era fundamental este hecho para demostrar la falsedad de la propaganda esclavista, que afirmaba que los negros no podían valerse sin la «protección» del hombre blanco.

La aldea de Mana contó con una crónica falta de financiación, que en gran parte pudo suplirse con las ayudas de la Sociedad Abolicionista Británica y de personajes individuales de la metropoli francesa, interesados por el fin de la esclavitud. Apesar de la poca finaciación y de los vaticinios de los esclavistas, la aldea consiguió su autosuficiencia y, lo que era más importante, no generó ningún problema a sus vecinos que, sin embargo, les percibían como una amenaza a toda su forma de vida.

Los habitantes blancos de la Guayana odiaban por motivos evidentes a la madre Javouhey. Y la tensión alcanzó techo en 1841 cuando presentó al gobierno de París un proyecto para comprar, forzosamente, todos los hijos de los esclavos de la Guayana con la intención de criarles en libertad en su aldea.

Pero los esclavistas pasaron a la ofensiva. La aldea de Mana producía suficiente maiz, mandioca y plátanos para alimentar a su población, pero ni rastro de café, bija o girasol que se producían en las plantaciones esclavistas. Basándose en este dato, consiguieron difundir la falsa sensación de que el sistema de Mana no era productivo. Al fin y al cabo, si alimentas a tus esclavos con lo mínimo imprescindible para sobrevivir, te queda mucha tierra que puedes dedicar a productos de exportación, pero si permites que estos cultiven lo que quieran lo primero que van a hacer es alimentarse en condiciones.

Y, en el fondo, lo que la metropoli quería era que le llegara un café barato.

Debido a esto, en 1847 la madre Javouhey fue desplazada y el Ministerio de Marina y Colonias colocará al mando a su gente y desplazará a los jefes negros, con desastrosos resultados.

Apesar de que los nuevos gestores forzaron el cultivo de productos de exportación, los gastos que generaba la comunidad (y que antes era autosuficiente) crecieron exponencialmente. La revolución de 1848 conllevó la definitiva prohibición de la esclavitud, pero esto no trajo ningún alivio a la colonia de Mana ahora gestionada por blancos que fueron cerrando aquellas cosas que resultaban «deficitarias» como su hospital, su colegio y su guardería infantil.

El mazazo definitivo a «la excepción» de Mana se produjo cuando se decide crear una colonia de presidiarios en la Guayana (experimento que ya se había intentado varias veces). Se quería alejar a los presidiarios de los decentes colonos de la Guayana, con tantos derechos como los franceses de la metrópoli, pero, como diría un ministro referiéndose a Mana «No hay propietarios colonos con los que tratar, y la presencia de 700 a 800 negros que pueblan esta localidad  se convierte, desde el punto de vista de la creación de un taller de deportados en una ventaja en lugar de un inconveniente.»

La nueva Francia había prohibido la esclavitud, pero seguía considerando que los esclavos necesitaban la protección de los sabios hombres blancos. El experimento de Mana demostraba lo contrario pero, como es habitual cuando se muestra una evidencia que no conviene a los poderosos, en seguida quedó olvidado.

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2 Responses to Mana, un experimento contra los poderosos

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