Tengo una edición de la Biblia estupenda. De esas repleta de notas a pie de página en la que se nos explica como debe un buen católico interpretar los puntos más confusos. En las notas se citan profusamente a San Jerónimo, a San Agustín y a otros muchos Padres de la Iglesia, y yo que soy un friqui del pensamiento medieval, disfruto como un enano :).
Uno va leyendo los distintos libros de la Biblia y va encontrando comentarios más o menos curiosos e interpretaciones más o menos forzadas. Pero ¿qué pasa cuando se llega al Cantar de los cantares, un libro de marcado caracter erótico?
El Cantar de los cantares es, seguramente, una serie de canciones pícaras, de caracter festivo, probablemente pensadas para cantarse en las bodas. En todo el mundo, existen infinidad de ejemplos de canciones de boda subiditas de tono, sin ir más lejos, es el caso de muchas comunidades judías de la actualidad.
De la misma forma que otros muchos libros de la Biblia, el Cantar de los cantares debió ser incluido como libro sagrado a causa de su antigüedad y de su belleza formal, en tiempos más tolerantes de lo que luego fue el judaísmo.
Pero eso es lo que piensa un impío, un hereje blasfemo como yo. Un buen católico, en realidad, debe pensar otra cosa. Así vemos, en la Biblia que yo tengo (tradución de la vulgata y comentarios a cargo de Félix Torres Amat) que el habitual parrafillo de introducción a los demás libros se convierte en esta ocasión en dos páginas y media. Básicamente, se muestra el amor entre Jesucristo (él) y su Iglesia (ella).
En contra de lo habitual, voy a intentar ser imparcial en este tema. A continuación tendréis algunos fragmentos del Cantar de los cantares y la explicación que de ella realizan los sabios católicos. Las conclusiones, os las dejo a vosotros 🙂
Cantar de los Cantares, I, 11-12
11-Mientras estaba el rey recostado en su asiento, mi nardo precioso difundió su fragancia.
12- Manojito de mirra es para mí el amado mío: entre mis pechos quedará.
COMENTARIO: Agradecimiento de la Iglesia: favores que recibe de Jesucristo; y cómo anhela complacerle.
Cantar de los Cantares, II, 3-6
3- Como el manzano entre árboles silvestres y estériles, así es mi amado entre los hijos de los hombres. Sentéme a la sombra del que tanto había yo deseado, y su fruto es muy dulce al paladar mío.
4-Introdújome en la pieza en que tiene el vino más exquisito, y ordenó en mí el amor.
5-¡Ea! confortadme con flores aromáticas fortalecedme con olorosas manzanas, porque desfallezco de amor:
6-Pero mi esposo pondrá su mano izquierda debajo de mi cabeza, y con su diestra me abrazará.
COMENTARIO: Amabilidad de Jesucristo y de su Esposa la Iglesia. Alabanzas y favores que esta recibe de él.
Cantar de los cantares, IV, 1-11
1-¡Qué hermosa eres, amiga mía, qué hermosa eres! Como de paloma, así son vivos y brillantes tus ojos, además de lo que dentro se oculta. Tus cabellos dorados y finos, como el pelo de los rebaños de cabras que vienen del monte Galaad.
2-Tus dientes blancos y bien unidos como hatos de ovejas trasquiladas, acabadas de lavar, todas con dobles crías, sin que haya entre ellas una estéril.
3-Como cinta de escarlata tus labios, dulce tu hablar y sonoro. Como cacho o roja corteza de granada, tales son tus mejillas, además de lo que dentro se oculta.
4-Tu cuello es recto y airoso como la torre de David, ceñida de baluartes, la cual cuelgan ml escudos, arneses de los valientes.
5-Tus dos pechos son como dos gamos mellizos, que están paciendo entre blancas azucenas.
6-Hasta el caer del día, y el declinar de las sombras. Subiré a buscarte al monte de la mirra y al collado del incieso.
7-Toda tú eres hermosa, amiga mía, no hay defecto alguno en ti.
8-Ven, desciende del Líbano, esposa mía, vente del Líbano; ven, y serás coronada; ven de la cima del monte Amana, de las cumbres del Sanir y del Hermón, d eesos lugares guaridad de leones, de esos montes morada de leopardos.
9-Tú heriste mi corazón, oh hermana mía, esposa amada, heriste mi corazón con una sola mirada tuya, con una trenza de tu cuello.
10-¡Cuán bellos son tus amores, hermana mía esposa!; más agradables son que el vino exquisito; y la fragancia de tus perfumes o vestidos excede a todos los aromas.
11-Son tus labios, oh esposa mía, un palanl que destila miel; miel y leche tienes debajo de la lengua; y es el olor de tus vestidos como olor de suavísimo incieso.
COMENTARIO:Declarando Jesucristo las gracias que ha puesto en su esposa la Iglesia, manifiesta el entrañable amor que le tiene.
Cantar de los cantares, IV, 12-16
12-Huerto cerrado eres, hermana mía esposa, huerto cerrado, fuente sellada.
13-Tus renuevos, o plantas de ese huerto, forman un vergel delicioso de granados, con frutos dulces como de manzanos: son cipros como nardos,
14-nardo y azafrán, caña aromática, y cinamomo, con todos los árboles odoríferos del Líbano; la mirra y el áloe con todos los aromas más exquisitos.
15-Tú, la fuente de los huertos, el pozo de aguas vivas, que bajan con ímpetu del monte Líbano.
16-Retírate, ¡oh Aquilón, y ven tú, oh viento Austro!, a soplar en todo mi huerto, y espárzanse sus aromas por todo el mundo.
COMENTARIO: Jesucristo es un Dios celoso del corazón de las almas, que quiere consagren a él todas sus acciones.
Mi favorito:
Cantar de los cantares V, 1-4
1-Venga, pues, mi amado a su huerto y coma del fruto de sus manzanos. Esposo: […] cogido he ya la mirra con mis aromas; y he comido el panal con la miel; bebido he vino con mi leche. […]
2-Dormía yo, y estaba mi corazón velando; y he aquí la voz de mi amado, que llama, y dice: Abreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, mi inmaculada y purísima: porque está llena de rocía mi cabeza, y del relente de la noche mis cabellos.
[…]
3-Entonces mi amado metió su mano por la ventanilla de la puerta probando si la abriría, y a este ruido que hizo, se conmovió mi corazón.
4-Levantéme luego para abrir a mi amado, destilando mirra mis manos, y estnado llenos de mirra selectísima mis dedos.
COMENTARIO: Anhelo de la Iglesia por recibir a Jesucristo y por verle recoger los frutos que ella produce. Bondad de Jesucristo en llamar a las almas e infelicidad de las que rehusan abrir la puerta del corazón cuando él llama.
Cantar de los cantares, VII, 1-3
1-[…] ¡Oh hermosa Princesa, y con qué gracia andan esos tus pies colocados en tan rico calzado! La juntura de tus muslos son como goznes, o charnelas, labrados de mano maestra.
2-Es ese tu seno cual taza hecha a torno, qu enunca está exhausta de preciosos licores. Tu vientre como montoncito de trigo, cercado de azucenas.
3-Como dos cervatillos mellizos son tus dos pechos. […]
COMENTARIO: no lo hay para estos tres versículos.
Cantar de los cantares, VIII, 1-3
1-¡Oh quién me diera, hermano mío, que tú fueses como un niño que está mamando a los pechos d emi madre, para poder besarte, aunque te halle fuera o en la calle, con loq ue nadie me desdeñaría!
2-Yo te tomaría, y te llevaría a la casa de mi madre; Allí me enseñarías y harías ver tus gracias; y yo te daría a beber del vino compuesto, y del licor nuevo de mis granadas.
3-Mas he aquí a mi esposo, que pondrá su izquierda bajo mi cabeza, y con la derecha me abrazará.
COMENTARIO: Amor de la Iglesia a Jesucristo.
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