El Hombre de Neanderthal parece ser la única especie inteligente originaria de Europa. Se podría decir que ellos fueron los europeos originales, los nativos del continente.
Un estudio basado en ADN ha servido para demostrar a las claras que el hombre de Neanderthal no pertenecía a la misma especie que nosotros. Leo la noticia en Público, donde he descubierto que el Doctor Fortea estaba implicado en la investigación. Me alegro sinceramente por él, tengo el placer de haber hablado con él en varias ocasiones (aunque seguramente él no se acuerde de mi) y es uno de los mayores expertos sobre hombres de Nanderthal del planeta.
El yacimiento de El Sidrón, cuya excavación fue dirigida por el doctor Fortea, ha proporcionado parte del ADN utilizado en el estudio.
La noticia me ha sorprendido un poco porque es un hombre algo mayor al que no me imaginaba yo manipulando ADN :). Pero tengo que reconocer que siempre aspiraba a utilizar las últimas tecnologías a su alcance. Me consta que para ello nunca tuvo ningún complejo en unirse a investigadores mucho más jóvenes a los que elegía por su capacidad. Realizaba de esta manera una curiosa simbiosis en la que él ponía su experiencia y su prestigio (capacidad para conseguir subvenciones) y ellos sus conocimientos en nuevas tecnologías. Una fructífera relación de la que muchos catedráticos podrían aprender y que, aquí lo vemos, da buenos resultados.
Desde hace 230.000 años hasta hace unos 29.000, el Hombre de Neanderthal o Homo Sapiens Neanderthalensis ocupó una vasta franja que incluye la mayoría de Europa y una buena porción de Asia hasta Asía Central (existe incluso la posibilidad de llegaran más allá). Probablemente fuera la primera criatura inteligente que habitara muchas de estas regiones, entendiendo como «inteligente» la capacidad para crear su propia cultura.
La inteligencia del Hombre de Neanderthal, en realidad, nunca ha sido puesta en duda. Realizaba complejos rituales funerarios, decoraban sus utensilios con símbolos mágicos y existen indicios de que también se decoraban el cuerpo. Además, cocinaban su comida y eran capaces de realizar herramientas en algunos casos ciertamente sofisticadas como agujas de coser o anzuelos que sólo se distinguen de las actuales en el material con que están hechas.
Los hombres de Neanderthal realizaban enterramientos complejos, en los que solía incluirse herramientas y ajuares que, quizás, creyeran que pudieran serle útiles al difunto para sobrevivir en la otra vida. En el Museo Arqueológico de Oviedo se puede contemplar, colocado tal y como fue hallado, un Hombre de Neanderthal con su ajuar encontrado en la cueva de Los Azules y que fue el primer homínido desenterrado en España.
La misma investigación ha servido también para demostrar que los hombres de neanderthal eran capaces de hablar (algo que, por otra parte, ya nos imaginabamos) y que al menos los investigados eran de piel blanca y pelirrojos (yo siempre me los había imaginado morenos, mira tú :). Pero, a falta de que acaben de contarnos todo lo que han descubierto, de momento el descubrimiento más importante ha sido la demostración de que nosotros no tenemos ADN neanderthal.
De piel blanca y pelo pelirrojo, así son todos los neanderthales cuyo ADN ha podido ser estudiado hasta el momento. Ambos rasgos son, en la raza humana, típicos de pueblos habituados a vivir al norte, en territorios con pocas horas de sol y que requieren adaptaciones para que la piel pueda recoger la mayor cantidad de luz posible. Los neanderthales, sin embargo, no vivían tan al norte aunque sí en territorios muy fríos.
El Hombre de Neanderthal se extinguió hace unos 29.000 años, posiblemente a causa de la llegada de una nueva raza humana, el Hombre de Cromagnon (Homo Sapiens Sapiens), del que nosotros descendemos. La hipótesis fácil es la de suponer que nuestros antepasados aniquilaron y/o arrinconaron a los neanderthales hasta su desaparición, pero también existía la posibilidad de que el Hombre de Neanderthal en realidad no fuera una especie distinta sino otra raza humana que acabó mestizándose con los recién llegados. En otras palabras, si nuestra relación con ellos era la misma que tiene un perro y un gato (distintas especies) o un entre un perro y un lobo (distintas razas), si lo que nos separa de ellos es lo mismo que a un europeo le separa de un asiático o algo más. Parece ser que sí, algo más.
Del hecho de que no tengamos ni rastro de ADN Neanderthal se deduce que, efectivamente, se trataba de especies distintas ya que en caso contrario, entre los miles de años de convivencia necesariamente debería haberse producido mestizaje. Biológicamente, se distingue especies según su capacidad para producir descendencia fértil. Si dos animales pueden procrear son de la misma especie, por muy distintos que parezcan (fíjese las distintas razas de perros). Todas las razas humanas (amerindias, europeas, africanas, asiáticas…) pertenecemos a la misma especie porque, aunque podamos ser bastante distintos físicamente, todos podemos procrear unos con otros.
Gracias a esta investigación ahora sabemos que otro tipo de animal distinto a nosotros también ha sido capaz de inventar su propia tecnología y, seguramente, habría sido capaz de desarrollar sus propias civilizaciones si les hubieramos permitido hacerlo. Un nuevo golpe al antropocentrismo, y al creacionismo.
Sigue quedando en pie el gran misterio sobre la extinción de los Neanderthales. Es claro que se vieron perjudicados por el gran cambio climático que finalizó la última glaciación, siendo como eran personas muy adaptadas al frío. Sin embargo, su inteligencia debió haberles permitido adaptarse a los cambios y, en todo caso, existen tierras cercanas a las que ellos habitaron con unas condiciones semejantes, como Escandinavia o Siberia. ¿Por qué no sobrevivieron simplemente trasladándose al norte?
Hace unos 40.000 años, el hombre de Cromagnon entró en Europa, probablemente desde Oriente Medio. Era el Hombre de Cromagnon un Homo Sapiens Sapiens, con diferencias muy pequeñas con respecto a nosotros, no mayores a las que se puede encontrar entre un europeo y un africano. Desde luego, si un hombre de cromagnon viviera en nuestros tiempos, podría procrear con nosotros. Eran nuestros antepasados y pertenecían a nuestra misma especie.
Por lo tanto, durante unos 10.000 años, ambas especies convivieron en el mismo ambiente y, da la sensación, los cromagnones invadieron el mundo neanderthal hasta acabar con ellos.
Bien, aceptemos esta hipótesis como la más probable, sólo nos queda la pregunta ¿por qué vencieron los cromagnones? ¿qué tenían nuestros antepasados que les dio ventaja?
¿Eran más inteligentes? pues quien sabe, a lo mejor sí que lo eran. En cualquier caso, debemos destacar que el hombre de neanderthal tenía una capacidad craneal superior a la nuestra (su cerebro era más grande), si bien también es cierto que su cuerpo en general era más grande.
En cualquier caso, el tamaño del cerebro no nos sirve para determinar si una criatura es más inteligente que otra ya que depende de como esté organizado y eso, de momento, no lo sabemos. En general, los hombres tenemos un cerebro mayor que las mujeres, y las personas más altas tienden a tener un cerebro más grande que las personas más bajas. Y nadie puede suponer que los hombres sean más inteligentes que las mujeres ni los altos que los bajos.
¿Eran los neanderthales menos violentos? No parece probable teniendo en cuenta que eran principalmente cazadores, además sabemos que alguno de ellos practicó el canibalismo, lo que podría ser un indicio de que eran tan violentos como nosotros.
El cráneo de un Neanderthal varón típico revela un cerebro que ocupaba unos 1.500 centímetros cúbicos (nuestra media está en torno a 1.300) si bien se conocen ejemplares que incluso superaban los 1.700.
¿Tenían los invasores cromagnon una tecnología superior? Una teoría muy extendida, para mi sorpresa. Efectivamente, las herramientas que solemos encontrar junto a los hombres de cromagnon suelen ser más sofisticadas… Pero también es cierto que generalmente en yacimientos mucho más recientes que aquellos en los que encontramos neanderthales.
A lo largo de la historia, hemos visto como pueblos con una tecnología superior eran capaces de destruir culturas milenarias. Pero siempre contando con la ventaja de una tecnología muy lejana. Para los indígenas americanos o africanos era muy complicado producir sus propias armas de fuego pero… ¿se encontró ante un problema semejante el hombre de Neanderthal?
Suponiendo que, efectivamente, los cromagnon llegaron con una tecnología superior esta tecnología seguía basada en el tallado de piedras y hueso. Los metales no sólo estaban lejos todavía de ser «domesticados» sino que, incluso, todavía le costaría al hombre llegar a la cima en su trabajo con la piedra. ¿Tan difícil les resultaría a los neanderthales copiar unas técnicas no mucho más avanzadas que las suyas? ¿incluso en diez mil años? personalmente me parece que no debió ser así.
¿Quizás exista alguna ventaja competitiva de tipo biológico que se nos esté escapando? Alguna ventaja tenían que tener los hombres de cromagnon sobre los neanderthales, claro está. Creo que podemos descartar la ventaja tecnológica, así que sólo podría ser una ventaja intelectual (ver más arriba) o biológica. En esta segunda línea, se ha especulado con la posibilidad de que los neanderthal sufrieran una natalidad más baja. Por ejemplo, a causa de mayores dificultades en el parto (a causa de su voluminoso cráneo, ver más arriba).
Una reproducción más rápida podría darle una ventaja decisiva a los hombres de cromagnon en un plazo de tiempo tan largo como el que estamos hablando, los neanderthales podrían rechazarles en infinidad de ocasiones pero estos siempre acabarían volviendo. Su victoria final sólo era cuestión de tiempo.
A un primer golpe de vista, la forma del cráneo de un neanderthal nos da una sensación bastante primitiva, pero no debemos confundir distintas líneas evolutivas con una mayor o menor inteligencia. Destaca ante todo que los neanderthales tenían una mandíbula mucho más poderosa que la nuestra algo que, quizás, no esté relacionado con su tipo de alimentación. Estudios en su dentadura han llevado a la hipótesis de que los neanderthales masticaran el cuero que utilizaban para realizaban sus vestiduras con la intención de ablandarlo. Gran cantidad de las rugosidades que tiene su cráneo y que tanto destacan están relacionadas con la necesidad de servir de agarre a unos poderosos músculos masticadores. Tenían además una nariz muy chata y aplanada, lo que se ha relacionado con la necesidad de calentar mejor en las fosas nasales el aire frío. Aunque el hombre del dibujo mantiene la mirada al frente, el estudio sobre su columna vertebral demuestra que en realidad los neanderthales caminaban con la cabeza gacha, para así aprovechar el aire un poco más caliente que está en contacto con su pecho. Esta es también la explicación de lo abultado y levantado de sus arcos superciliares (cejas), en la necesidad de no obstaculizar la visión. Por último, el otro gran rasgo distintivo del cráneo de un neanderthal es la llamada «frente huidiza», una frente sensiblemente más corta que la nuestra. Su existencia probablemente también esté relacionada con el frío, al darle a la cabeza agachada una mayor aerodinámica y, por lo tanto, menor exposición al viento. Todos estos rasgos son, por lo tanto, puramente adaptativos y no tienen ninguna relación con la inteligencia de los neanderthales.
Y así, los hombres de Neanderthal desaparecieron de Europa y de la conciencia del hombre hasta que 19.000 años después nos hemos vuelto a encontrar con ellos. ¿O no fue así? Una teoría atractiva aunque poco probable insiste en ligar a los hombres de neanderthal con antiguas leyendas comunes a todos los pueblos de europa en la que aparecen trolls, hombres del bosque, ogros… humanoides grandes, peludos, fuertes y feroces… ¿Un lejano recuerdo de aquellas luchas en las que nuestros antepasados realizaron el primer genocidio del que tenemos noticia?