Ramper, un payaso escéptico en 1944

24 junio 11

La guerra había terminado, pero tras ella vino la época del hambre y del miedo. España vivía aislada de un mundo envuelto en un conflicto mundial y los campos españoles sufrían por los años de abandono durante la guerra. Pero entre el hambre y la desesperación, había un oasis de luz y emociones, eran los circos.

Hay que tener en cuenta que entonces la televisión todavía no existía. El cine sí, pero ya no era lo que había sido… El cine extranjero tenía fuertes restricciones en España, hasta el punto de que las películas del muy popular «Carlitos» (Charles Chaplin) no podían promocionarse con su nombre ya que el franquismo le había cogido manía por haber hecho declaraciones contra Franco. El cine español, por su parte, que había sido el más exhibido antes de la guerra, vivía una profunda crisis por falta de financiación y de artistas (gran parte de los más populares se encontraban en el exhilio). Jamás el cine español recuperaría la popularidad que tenía antes de la guerra.

El circo no tenía competidores y estos años fueron de gran florecimiento. De hecho, el mayor problema que podían encontrarse los circos era la competencia de otros circos, en algunas ocasiones llegaron a juntarse hasta diez circos en la misma ciudad al mismo tiempo.

La preciosa María del Pino Gómez Segura, más conocida como Pinito de Oro

fue una de las más populares trapecistas de su tiempo.

Y es que, el circo era un lugar mágico, con mujeres ligeras de ropa (cuando la censura lo permitía), con sus «extranjeros» exóticos, con sus animales salvajes y peligrosos y, claro está, con sus divertidos payasos que entonces hacían espectáculos para todos los públicos, no sólo el infantil.

El circo era un lugar en el que uno podía olvidarse por unas horas de la triste realidad. Daba igual que casi todo fuera falso. Tanto daba que las «bestias salvajes» fueran pobres animales desnutridos, o que el popular «chino» Li-Chang se llamara Juan Forns Jordana y fuera de Badalona mientras que el famoso «derviche hindú»  Daja-Tarto se llamara Gonzalo Tortajada y naciera en Cuenca.

Ni si quiera la alta sociedad se resistían al encanto del Circo. En una ocasión, se encontraban el circo Price y sus espectadores esperando la anunciada venida de Carmen Polo, que se retrasaba. Cuando el director quiso anunciar que iban a empezar el espectáculo sin ella, Millán Astray, fundador de la legión, bajó a la arena echo una furia. La sangre no llegó al río porque el director salió corriendo como si huyera por su vida… es posible que así fuera.

 

Fassman, el hombre radar.

Como no podía ser de otra manera, de esa época surgieron grandes personalidades que llegaron a ser tremendamente populares. Es en esos años cuando Gaby y Fofo comenzaron sus actuaciones. Y es en estos años cuando apareció con fuerza José Rocafort Mir, más conocido como Fassman, el hombre del año 2000.

Fassman era un «mentalista» que afirmaba haber recibido sus poderes de una ancestral tradición pirenaica. Posteriormente fundaría el Instituto Fassman dedicado al estudio de los «fenómenos paranormales». Este instituto se hizo famoso al afirmar que habían llegado a «pesar» el «aura». Fassman era el más famoso de los cientos de «mentalistas» que maravillaban al público transmitiendo información mediante sus poderes telepáticos. Tan popular se hizo este tipo de espectáculos que el popular payaso Ramper hizo un espectáculo basado en ellos.

Ramper, con y sin su pintura habitual.

El payaso le pedía algún objeto a algún espectador y después «transmitía su pensamiento» a un vendado Francisco Zafra, el mismo director de circo que había tenido que huir de Astray.

El chiste nacía de los comentarios que hacía el payaso mientras «transmitía su pensamiento», así cuentan por ejemplo que cuando un espectador le dio un lapiz, Ramper exclamó «Te advierto que esta es LA PIZmera vez que me entregan este objeto.» Y así hacía con todo tipo de objetos:

Mechero: «Me ha puesto usted echando chispas… a ver si adivinas lo que me han entregado y ME CHERO convencer si lo adivinas, aunque al buen ENCENDEDOR con pocas palabras bastan.»

Pluma estilográfica: «Con esto vas a sudar tinta, pero PLU MAS difícil que sea lo adivinarás. [Después de que Zafra dijera «pluma»] «Esta pluma de qué ESTILO es?»

Guante: «AGUANTE un momento que enseguida lo adivinarás.»

Puro: «Ahora me ha puesto usted en un aPURO»

Pendiente: «Dime lo que me acaban de entregar. Estoy PENDIENTE de la rápida contestación.»

Llave: «Esto es muy fácil. YA VErá usted como el medium lo adivina rápidamente.»

Estos juegos de palabras pueden resultar hoy hasta algo infantiles. Pero eran la forma de la época de la que podía transmitirse el verdadero mensaje, que todo lo que hacían los «mentalistas», «hipnotizadores», «telepatías», etc no eran más que trucos muy ingeniosos. Al hacer una burda falsificación, Ramper estaba indicando al que quisiera verlo que lo demás eran falsificaciones más elaboradas.


George Orwell y la democracia en el ejercito republicano

26 septiembre 09

Por esta época, y hasta mucho más tarde, las milicas catalanas seguían teniendo la misma organiación que al comienzo de la guerra. En los primeros días del levantamiento franquista, los diversos sindicatos y partiods políticos habían organizado apresuradamente sus milicas; cada una de ellas era esencialmente un grupo político que debía tanta obediencia a su partido como al gobierno central. Cuando el Ejército Popular, que era un ejército «no político», organizado más o menos según los criterios normales, empezó a existir a comienos de 1937, teóricamente las milicas de partido se incorporaron a él. Pero durante mucho tiempo los únicos cambios que se produjeron fueron sobre el papel[…] El punto esencial del sistema era la igualdad social entre los oficiales y los soldados. Absolutamente todos, desde el general hasta el soldado raso, tenían la misma paga, comían el mismo rancho, llevaban las mismas ropas y se trataban en términos de completa igualdad. Si uno quería dar unas palmadas en la espalda al general que mandaba la división y pedirle un cigarrillo, podía hacerlo, y nadie se extrañaba. En teoría al menos, cada milicia era un democracia y no una jerarquía. Se daba por supuesto que las órdenes tenían que obedecerse, pero también se daba por supuesto que cuando alguien daba una orden la daba de camarada a camarada y no de superior a inferior. Había oficiales y suboficiales, pero no grados militares en el sentido corriente de la expresión; no había distintivos, ni galones, ni taconazos, ni saludos reglamentarios. se había intentado crear dentro de las milicias una especie de modelo provisional y vivo de la sociedad sin clases. Desde luego, la igualdad no era total, pero sí lo más parecido a ella de todo lo que yo había visto jamás, e incluso de lo que me hubiese parecido concebible en tiempos de guerra.

Reconozco que, a primer avista, el estado de cosas en el frente me dejó horrorizado. ¿Cómo demonios iba a ganarse una guerra con un ejército así? Ésta era la pregunta que todo el mundo se hacía en esta época, y, aunque estaba justificada, no era razonable. Porque en aquellas circunstancais era imposible que las milicas fueran mucho mejores de lo que eran. Un ejército moderno y mecaniado no brota de la nada, y si el gobierno hubiese esperado a disponer de un ejército bien adiestrado, Franco no hubiera encontrado ninguna resistencia. Más tarde se puso de moda criticar a las milicias y afirmar que los fallos debidos a lafalta de armas y de adiestramiento eran la consecunecia del sistema igualitario. En realidad, una leva recién reclutada de milicianos eran una pandilla indisciplinada no porque los oficiales llamasen «camaradas» a los soldados rasos, sino porque las tropas recién enroladas siempre son una masa sin discipllina. En la práctica, ese tipo democrático y «revolucionario» de disciplina es más viable de lo que la gente suele creer. en un ejército de obreros, teóricamente la disciplina es voluntaria. Se basa en la lealtad de clase, mientras que la disciplina de un ejército de reclutas burgués se basa en último término en el miedo (el Ejército Popular que sustituyó a las milicias era un término medio entre ambos sistemas). En las milicias, los atropellos y los abusos que son habituales en un ejército normal no hubieran sido tolerados ni un solo momento. Los castigos militaes de costumbre existían, pero sólo se recurría a ellos en caso de delitos muy graves. Cuando un soldado se negaba a obedecer una orden, no se le castigaba en el acto; primero se trataba de convencerle invocando la camaradería. Los cínicos que no tienen la menor experiencia de mando, se apresurarán a decir que esto no puede «funcionar» de ningún modo, pero de hecho, a la larga, «funciona». La disciplina, incluso de las peores levas de la milicia, mejoró visiblemente con el paso del tiempo. En enero, instruir a una docena de reclutas me costó sudar sangre. En el ems de mayo, durante un breve periódo de tiempo, tuve a mi mando, como teniente, a unos treinta hombres, ingleses y españoles. Todos llevábamos meses de estar en el frente, y nunca tuve la menor dificultad en hacerme obedecer o en conseguir voluntarios para una misión peligrosa. La disciplina «recoluvionaria» depende de la conciencia política… o de la comprensión de por qué hay que obedecer las órdenes; se necesita tiempo para inclucarlo, pero también lleva tiempo convertir a un hombre en un autómata en el patio de un cuatel. Los periodistas que se burlaban del sistema de la milicia seguramente no recordaban que los milicianos defendían el frente mientras el Ejército Popular estaba adiestrándose en la retaguardia. Y la mejor prueba de la fuerza de la disciplina «revolucionaria» es el hecho de que las milicias no abandonaron en ningún momento la línea de fuego. Porque hasta junio de 1937, lo único que les obligaba a permanecer allí era su sentido de lealtad para con su clase. Ciertamente que a los desertores individuales podía fusilárseles, y de hecho, en determinadas ocasiones, se les fusilaba; pero si un millar d ehombres decidía abandonar el frente a la vez, nadie hubiera podido impedírselo. En las mismas circunstancias un ejército de reclutamiento forzoso, y habiéndose prescindido de la policía militar, se hubiese dispersado. No obstante, las milicias defendieron el frente, aunque no es ningún secreto que consiguieron muy pocas victorias, y que incluso las deserciones individuales no eran frecuentes. En cuatro o cinco meses, en las milicias del POUM, sólo oí hablar de cuatro desertores, y dos de ellos eran, casi con toda seguridad, espías que se habían enrolado para obtener información. Al principio, el caos aparente, la falta general de instrucción, el hecho de que a menudo uno tenía que discutir durante cinco minutos antes de que se obedeciera una orden, me desalentaba y me sacaba de quicio. Yo tenía las ideas propias del ejército británico, y desde luego las milicas españolas no se parecían en nada al ejército británico. Pero teniendo en cuenta ls circunstancias, eran tropes mejores de lo que uno tenía derecho a esperar.

George Orwell, Homenaje a Cataluña.


El problema de las elecciones de 1933

1 marzo 09

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El 19 de noviembre de 1933 se celebraron las primeras elecciones generales con sufragio universal en este país, al permitirse, por primera vez, el voto femenino.

La concesión del voto a la mujer estuvo rodeado de polémica desde el principio. Es importante aclarar que en la República Francesa, por ejemplo, la mujer todavía no tenía derecho al voto (se obtendría en 1944). Y que en el Reino Unido sólo lo tenía, en igualdad de condiciones con el hombre, desde hacía cinco años (desde 1918 podían votar las mujeres pero sólo tras cumplir los 30 años).

Gran parte del pensamiento de izquierdas, incluyendo a varias mujeres como La Pasionaria, consideraba que no debía otorgarse el voto a la mujer española ya que esta no estaba preparada políticamente y acabaría votando lo que le dijera el cura. Este pensamiento, bastante machista por cierto, ha sido tan mitificado que todavía hoy mucha gente considera que las elecciones de 1933 las ganó la derecha a causa del voto de la mujer.

La propaganda de ultra-derecha, cuyo máximo exponente es el mentiroso Pío Moa, ha utilizado esto para atacar a la izquierda y para afirmar que la izquierda no quería darle el voto a la mujer, etc, etc. Obviando que el parlamento que votó a favor del voto femenino estaba controlado por la izquierda. Es curioso observar como la izquierda es atacada incluso cuando vota por ideales en contra de lo que considera su propio interés personal.
En cualquier caso, las elecciones de 1931 habían dado a las izquierdas una mayoría aplastante. En cambio, las elecciones de 1933 se produjo un vuelco electoral que entregó el parlamento a las derechas. Mucha gente deduce de esto que, era cierto, que el voto de la mujer fue el que se decantó hacia el lado de la derecha. Pero ¿esto es realmente así?

El PSOE, principal partido de las izquierdas, gozó de la confianza de un número equivalente de votantes en 1931 y en 1933, de lo que podría deducirse que las mujeres no votaron al PSOE, ya que al duplicarse el número de votantes no se incrementó su número de votos. Pero toda esta teoría se viene abajo cuando comprobamos que el número de personas que votaron en 1931 y en 1933 es muy semejante… Lo que sí creció radicalmente fue la abstención.

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¿Qué ha pasado entonces?

Pasaron dos cosas. Por una parte sucedió que los anarquistas (varios millones en todo el país) en 1931 habían votado a la coalición PSOE-republicana como mal menor. En cambio, en 1933, tras los sucesos de Casas Viejas, decidieron no votar. Aún así, obteniendo el mismo número de votos del mismo número de votantes, el PSOE debería haber obtenido un número parecido de escaños ¿no?. Sin embargo, el PSOE pasa de 115 a 58 ¿y por qué? Pues, en parte porque el PSOE cedió parte de sus escaños a sus aliados republicanos (Azaña consiguió así su escaño) pero, sobretodo, porque esta vez el PSOE se presentó por separado mientras que en 1931 había formado parte de una gran coalición de izquierdas. Y en esta ocasión, las derechas se presentaron en coalición mientras que en 1931 habían ido por separado. La Ley electoral de la república primaba mucho las mayorías.

En 1933, las derechas ganaron las elecciones por 200.000 votos. (200.000, no 2.000.000 como afirma Pío Moa que añade los votos de centro a la derecha, sumando a los que votaran por Azaña como voto por la derecha). Esta diferencia de tan solo 200.000 votos se tradujo en 224 diputados de las derechas frente a 80 diputados de la izquierda, a causa de los caprichos de la ley electoral que en 1933 había beneficiado de forma parecida a las izquierdas y volvería a hacerlo en 1936.

Había suficientes condicionantes como para explicar que las derechas obtuvieran 200.000 votos más que la izquierda sin necesidad de recurrir al voto de la mujer. La crisis económica en plena Gran Depresión, la matanza de Casas Viejas, la carísima campaña electoral emprendida por la CEDA (principal partido de las derechas) que batió todos los records conocidos hasta la época, etc.

Sin embargo, suponer que fuera verdad que el voto femenino se decantó hacia las derechas mucho más que el masculino, es ignorar que la diferencia sólo fue de 200.000 votos (mientras que, por lógica, las mujeres debían ser, aproximadamente, la mitad del censo). Y, sobretodo, es olvidar que tan sólo tres años después, vuelve a producirse otro vuelco y las izquierdas, con una diferencia a su favor de tan solo 150.000 votos, vuelven a dominar por completo el parlamento.

Habrá que deducir que en 1933 las mujeres españolas estaban tan preparadas (o tan poco preparadas) como los varones para decidir su voto.

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La intransigencia de Felipe II, la absurda ejecución del duque de Egmont y el inicio de las guerras de Flandes

22 febrero 09

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Eran los Paises Bajos, a principios de la Edad Moderna, un conjunto de territorios de gran complejidad política, repleto de juegos de alianzas y contrapesos entre nobles, eclesiásticos y burgueses.

Tras el breve reinado de Felipe I (el hermoso), su hijo heredó los Paises bajos con el título de Carlos II. Después acabaría heredando los reinos de Castilla y León y los reinos de Aragón con el título de Carlos I y, finalmente, el Sacro Imperio Románo-Germánico con el título de Carlos V.

Carlos II había crecido en Flandes y conocía bien los tejemanejes del Señorío y, aunque residió pocas veces en los mismos Paises Bajos, durante su reinado el territorio se mantuvo pacífico. Es posible que el Emperador se imaginara que, sin embargo, su hijo no sería capaz de comprender Flandes, porque en varias ocasiones intentó desligarlo de su herencia. Pero no pudo ser y Felipe II heredaría un Señorío demasiado complejo para una mentalidad autócrata.

Felipe II carecía de la cintura política de su padre y desde el principio intentó gobernar, desde Madrid, férreamente todo el territorio flamenco. Siendo, por si fuera poco, mucho más intolerante en cuestiones religiosas de lo que había sido su padre, impuso la Inquisición en Flandes con instrucciones de realizar su labor con especial dureza. El protestantismo se extendía por el norte de Flandes, y el afán del Rey por combatirlo fue tan desmedido que gran parte del clero le recriminó su dureza.

Los nobles estaban descontentos por su pérdida de poder, los protestantes estaban descontentos por la persecución que sufrían, los burgueses estaban descontentos por las cortapisas a su enriquecimiento. En 1566 una rebelión popular protestante mostró su enfado quemando y destruyendo imagenes católicas. Cuando la gobernadora Margarita de Austria pidió ayuda a la nobleza, esta se negó a apoyarla. Al final Margarita conseguiría devolver la paz al territorio, cediendo… Lo cual hizo que su hermano Felipe II decidiera destituirla y nombrar al Duque de Alba.

La noticia de que iba a llegar el Duque de Alba sembró temor entre muchos de los que se habían destacado en sus críticas a Felipe II. Pero no entre los condes de Egmont y Horn. Aunque habían sido bastante críticos con el gobierno de Margarita de Austria, eran católicos y habían demostrado en infinidad de ocasiones su fidelidad hacia Felipe II, y no creyeron estar en peligro.  Egmont en particular, había sido compañero de armas del Duque de Alba en San Quintín y Gravelinas ¿por qué iba a temer de él?

Ambos fueron ejecutados públicamente. Las órdenes del Rey eran claras y el Duque de Alba gobernaría con mano de hierro, ensangrentada, toda la provincia… llevándola a la rebelión abierta.

Guillermo de Orange, por su parte, calvinista y de lealtad mucho más dudosa hacia Felipe II, huyó antes de la llegada del Duque de Alba. Poco después dirigiría el inicio de la Guerra de los 80 años, la primera de las guerras que, durante 150 años, marcarían la política exterior de los hagsburgo y lastrarían su imperio.


La matanza de Casas Viejas

30 noviembre 08

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Principios del año 1933. Azaña era el presidenete del gobierno de la República Española y no se lo habían puesto nada fácil hasta entonces. La crisis económica conocida como Gran Depresión, se veía agravada en el caso español por el boicot que los grandes capitalistas le hacían al régimen republicano. Por si fuera poco, los activistas libertarios tenían el país permanentemente al borde de la revolución… o del golpe de estado reaccionario. Sólo en Barcelona y en tres días de enero del 33, murieron 37 personas y fueron heridas 300 en choques entre obreros y policias.

Pero todo esto quedó ensombrencido por una matanza que horrorizaría a la población española, por su crueldad y por los recuerdos que traían de otros tiempos no muy lejanos, fue lo sucedido en el pueblecito andaluz de Casas Viejas.

Allí un grupo de campesinos proclamaron el comunismo libertario y trataron de asaltar el cuartel de la Guardia Civil, hiriendo a dos guardias.  Un grupo de los Guardias de Asalto fueron enviados al pueblo y rescataron a los guardias civiles muriendo varios campesinos en el proceso.

Entonces fue cuando se desató el terror.

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El jefe de los anarquistas, conocido como Seisdedos, se había atrincherado en su casa y, según la declaración oficial, obligó a la guardia de asalto a abrir fuego contra él y cinco de sus acompañantes al negarse a rendirse, muriendo todos los anarquistas. Una vez muertos y sólo después de muertos (siempre según la declaración oficial) se prendió fuego a la casa y después se dejaron expuestos los cadáveres a medio quemar para que «sirviera como escarmiento» al resto de campesinos.

Otras versiones dirían que no sólo los campesinos estaban vivos cuando se prendió fuego a la casa, sino que además habían sido obligados a entrar en ella por la Guardia de Asalto. Catorce campesinos más fueron asesinados a sangre fría cuando ya se habían rendido.

Cuando se juzgo por todos estos hechos al capitán Rojas, este se defendió afirmando que había recibido órdenes del gobierno de que no hubiera «ni heridos ni prisioneros» y que Azaña en persona había dicho «los tiros, a la barriga».

Azaña, por supuesto (y por su puesto :), lo negó todo tajantemente, y ordenó una investigación gubernamental. Todas las declaraciones, salvo la de Rojas, indicaron que no había ninguna constancia de que unas órdenes de este calibre se hubieran llegado a pronunciar. El informe oficial de las Cortes (apoyado por los partidos del gobierno y los de la oposición) concluía diciendo que «no hay pruebas que permitan la insinuación de que la policía actuó en la represión de acuerdo con órdenes dadas por los miembros del gobierno». El Partido Radical de Lerroux (que sería el siguiente presidente del gobierno) retiraría la moción de censura que había presentado ante la evidencia de que no se podía demostrar la culpabilidad del gobierno de Azaña.

Sin embargo, para la opinión pública quedó claro que si no directamente, el gobierno era moralmente responsable de la matanza. Se suponía que estas cosas pasaban en la Monarquía, pero no en la República. Y, encima, ni si quiera había sido la Guardia Civil si no la flamante y republicana Guardia de Asalto la que había cometido la atrocidad.38021_casasviejasjornalerosases

La matanza de Casas Viejas acabaría siendo fundamental en la caída del gobierno Azaña y en el giro político que llevó a las derechas al poder. Poco después, el nuevo gobierno que tanto había criticado (con razón) lo sucedido en Casas Viejas trataría de ocultar la brutal represión de la revolución del 34.

Pero la leyenda sobre Casas Viejas no terminó aquí. Durante el Franquismo se utilizó este hecho como demostración de la maldad de la República… Obviando que lo que fue un terrible caso aislado en la República era pan de cada día durante los primeros años del franquismo.

Y como el resto de mitos de la dictadura, también ha resucitado de un tiempo a esta parte, con esta hornada de «historiadores» que desprecian toda la historiografía mundial. Para Pío Moa, César Vidal y compañía, Rojas decía la verdad al afirmar que Azaña en persona le había ordenado cometer las atrocidades. ¿Las pruebas? que Rojas lo dijo (mientras intentaba zafarse de un juicio que muy bien podía acabar con su vida)


Algunas cifras sobre la «trata de negros»

6 noviembre 08

El comercio de esclavos africanos no sólo fue un acto de crueldad extrema en sí mismo, si no que además, produjo grandes males en las regiones afectadas.

Las personas raptadas eran transportadas a grandes barcos y nunca jamás volvía a saberse de ellos. Esto despertó un terror supersticioso entre los nativos que en su pugna por por mantener la libertad o por arrebatársela al vecino llevaron al continente a un estado de caos sin precedentes. Podríamos decir, que todavía no ha sido resuelto. Vigorosas sociedades y civilizaciones incipientes fueron arrastradas a una destrucción prematura y todo el continente vivió un gran retroceso tanto en nivel de vida como en fuerza civilizadora.

Naturalmente, la esclavitud ya existía desde mucho antes, tanto en Europa como en África, pero se trataba de una esclavitud doméstica, con poca repercusión económica. Apartir del sIX, los árabes del norte y el este de África empiezan a comprar esclavos, dando pie al surgimiento de los primeros estados esclavistas en lugares como el Valle del Níger, el Sudán, el Cuerno de África o en el extremo sur del Sahara (Songhai).

Era la esclavitud que buscaban los árabes distina a la que querrían luego los europeos. Las mujeres eran más apreciadas que los varones, y generalmente los esclavos no eran destinados a trabajos extenunantes (con excepciones). En cualquier caso, la esclavitud anterior al gran comercio atlántico no tuvo las repercusiones que esta tendría sobre los estados subsaharianos.

La cifra de esclavos comprados por los árabes no empezaría a reducirse hasta bien entrado del sXIX, pero apartir del sXVI los europeos superarían su importancia como clientes. El dudoso honor de iniciar este comercio lo tiene Portugal, que ya en 1444 realizó su primer cargamento. La colonia portuguesa en Santo Tomé se convertiría, a su vez, en la primera gran economía de plantación de caña de azucar basada principalmente en el trabajo esclavo.

Los primeros colonos españoles y portugueses en el continente americano se encontraron con serias dificultades a la hora de esclavizar a los nativos. Tanto por motivos legales como, simplemente, porque fueron exterminados en gran medida. Como lo que no iban a hacer era ponerse a trabajar, decidieron comprar esclavos procedentes de allí donde se vendían tradicionalmente, África.

Fue el inicio de la que, seguramente, haya sido la mayor tragedia sufrida por este continente… Y ya es decir.
Es muy complicado establecer cifras fiables sobre la trata de esclavos africanos. Pocas veces hay documentación apropiada, y cuando la hay no tiene en cuenta el contrabando que, sabemos, llegó a ser muy importante. Basándose en distintos estudios, Marc Ferro hace las siguientes hipótesis:

*Esclavos comprados por los árabes antes de la llegada de los europeos: entre 3,5 y 10 millones.

*Esclavos deportados por los franceses: no inferior a 1.200.000

*Esclavos deportados por los ingleses: cifra muy superior a 4.000.000

*Trata portuguesa: 2.250.000

Esclavos deportados durante:

*sXVI

Por los árabes: 900.000

por los europeos: 900.000

*sXVII

Por los árabes: 700.000

por los europeos: 1.800.000

*sXVII

Por los árabes: 700.000

por los europeos: 6.100.000

*sXIX

Por los árabes: 1.800.000

por los europeos: 3.300.000

*Total sXVI-sXIX

Por los árabes: 4.100.000

por los europeos: 12.100.000

DESTINOS:

colonias españolas en América: 1.600.000

Brasil: 4.000.000

Caribe británico, francés, holandés y danés: 3.700.00

EEUU: 500.000

Mortalidad aproximada de los esclavos durante el traslado: como mínimo más optimista, un 10%

UNA NOTA SOBRE LA ESCLAVITUD EN EEUU

Es importante señalar las diferencias de trato en unos lugares y en otros. Por ejemplo, en 1860 la población de origen africano en los EEUU rondaba los 3.000.000, seis veces superior al número de africanos que habían sido transportados. En cambio, en Jamaica, la población esclava era dos veces menor que la cantidad de africanos trasladados a la isla.

Esto es así porque en EEUU en general, el trato recibido por los esclavos fue algo menos brutal que en el área del Caribe. Y (para los amantes de las teorías raciales en que, supuestamente, algunos pueblos europeos hicieron mejores colonialismos que otros) al hablar del área del Caribe estamos incluyendo las posesiones españolas (Cuba, Santo Domingo), las francesas (Haití), las portuguesas (Brasil), las holandesas (Curaçao) y las británicas (Jamaica)

El hecho de que los esclavos fueran mejor tratados en EEUU que en el área del Caribe no se debe tampoco a la bondad intrínseca de estos, sino a otros factores. Generalmente, las explotaciones norteamericanas eran mucho más pequeñas que las grandes plantaciones antillanas y, al contrario que sus homólogos coloniales, los propietarios de esclavos estadounidenses solían vivir en la misma explotación, cerca de sus esclavos. Por otra parte, las plantaciones coloniales solían ser atendidos por grupos de cincuenta o más esclavos, mientras que en EEUU lo normal era que un propietario no tuviera más de cinco.

Si convives con tus esclavos, no es buena idea llevarles a tal grado de desesperación que no les importe las consecuencias de cortarte el cuello por la noche. Además, si sólo tienes cinco esclavos, sale más caro maltratar físicamente a uno de ellos hasta el punto de que no pueda trabajar al día siguiente.

Tampoco debemos olvidar que los jóvenes señores estadounidenses crecían y jugaban con los hijos de los esclavos de sus padres, que un día serían de su propiedad. En EEUU se creó un paternalismo inédito en el resto del área esclavista en el que los propietarios se veían a sí mismos como patrones benevolentes que buscaban elevar el nivel espiritual de sus esclavos.

Probablemente, a todo esto se debe que en el Caribe hayan pervivido tantos rasgos culturales africanos y en EEUU no.

Por último, breve cronología de la abolición de la esclavitud:

1772: en el Reino Unido un juez proclama la libertad de un esclavo que había huído. Apartir de entonces se considera (aunque muchas veces no se cumpla) que todo esclavo que pise las islas británicas es automáticamente libre.

1788: Se funda un Comité para la abolición del comercio de esclavos en el Reino Unido. Un grupo de esclavos liberados por los británicos se establecen en Sierra Leona.

1788: Se funda en París la Sociedad de Amigos de los Negros

1791: Insurrección de los esclavos de Santo Domingo

1792: Dinamarca prohibe el tráfico de esclavos.

1793: la Convención decreta la abolición de la esclavitud en Francia y sus colonias.

1802: Napoleón Bonaparte reestablece la esclavitud

1807: El Reino Unido prohibe la trata.

1808: EEUU prohibe la trata.

1812: La Constitución de Cádiz otorga a los mulatos de las colonias españolas los mismos derechos civiles que al resto de ciudadanos, pero les niega el derecho al voto.

1815: Tratado de Viena. Se firman acuerdos para abolir la trata.

1817: Francia prohibe la trata.

1833: Queda abolida la esclavitud en todas las colonias británicas.

1848: Queda abolida la esclavitud en todas las colonias francesas.

1851: Queda abolida la esclavitud en Venezuela.

1853: Queda abolida la esclavitud en Argentina (donde nunca fue importante, por otra parte).

1857: El Imperio Otomano prohibe la trata.

1863: Holanda prohibe la esclavitud en sus territorios y colonias.

1865: Finaliza la Guerra de Secesión Estadounidense, la esclavitud queda abolida en todo el pais.

1867: España prohibe la trata.

1870: España prohibe la esclavitud en Puerto Rico.

1880: España prohibe, teóricamente, la esclavitud en Cuba pero se mantiene bajo una trampa legal a la que se denomina «patronato».

1886: España prohibe definitivamente el «patronato», con esto queda suprimida la esclavitud en España y sus colonias.

1888: Brasil prohibe la esclavitud.


Así se forjó la anterior República

24 septiembre 08

Este año me encargaré de las riendas del Estado, acto de gran trascendencia tal y como están las cosas; porque de mí depende si ha de quedar en España la monarquía borbónica o la república. […] Pero también puedo ser el rey que no gobierne, que sea gobernado por sus ministros y, finalmente, llevado a la frontera […]
Diario personal de Alfonso XIII (1902)

Como un viejo árbol podrido, la monarquía de 1930 sufrá serios problemas para sostener su propio peso. El peso de su pasado.

Ya en 1923: ante un régimen que había empujado a medio país al hambre buscando el enriquecimiento rápido; Los movimientos obreros amenazaba con la Revolución inmediata. Mientras, intelectuales de peso como Nin hablaban de organizar un partido bolchevique para asaltar el poder; Por si fuera poco, España sufre en Annual la mayor derrota de su historia militar en África, y parece clara responsabilidad directa del Rey.

El Rey Alfonso XIII, entre la espada y la pared, reacciona a la desesperada y organiza (o, como mínimo, incita) el golpe de estado del general Primo de Rivera. La enérgica mano del dictador mantendrá la monarquía una década más… a rebufo de la buena coyuntura económica internacional. Pero con el crack de Nueva York y la crisis que le sucederá, los grandes defectos del régimen quedarán claramente expuestos (particularmente su enorme ineficiencia y su omnipresente corrupción)

En enero de 1930, manoteando por no hundirse con él, el Rey decide deshacerse del general que le salvó siete años antes. Se trata de un desesperado intento por impedir que su caída le arrastre. Tras Primo de Rivera, y durante quince meses, probará con un nuevo general y con varios gobiernos de concentración que, en realidad no tendrán ninguna oportunidad.

Y es que la dictadura no sirvió para consolidar la monarquía como pretendía Alfonso XIII. Al contrario. La acción de Primo de Rivera destruyó gran parte del poder de los caciques que sostenían la «Democracia Parlamentaria» anterior, al quitarles su acceso al reparto de puestos. Y su brutal persecución del anarquismo permitió al socialismo hacerse con la mayoría del movimiento obrero. Gracias a ello, las fuerzas republicanas burguesas se organizaron y forjaron sólidas alianzas con los movimientos obreros. Ambos grupos se odiaban entre sí, pero odiaban más la dictadura y, por extensión, a la monarquía que la había amparado.

En agosto de 1930 se firmará el Pacto de San Sebastián, en el que las distintas fuerzas republicanas, las fuerzas nacionalistas catalanas y vascas, un socialista y varios ex-monárquicos decepcionados por la dictadura nombrarán todo un gobierno en la sombra.

La alianza entre las fuerzas republicanas y obreras sería demasiado poderosa como para ignorarla, especialmente desde que los principales intelectuales del país participan cada vez más activamente en la causa republicana (Unamuno, Machado, Ramón y Cajal, Ortega y Gasset y otros).

En un primer momento, los monárquicos intentarán negociar con ellos para convocar unas elecciones generales que elijan un nuevo parlamento monárquico. Pero unas elecciones al estilo de la monarquía no podían satisfacer a la oposición. Durante todo el largo periodo conocido como la Restauración las elecciones se habían «cocinado» por el Ministro de Gobernación que, diputado arriba, diputado abajo era el que decidía quien iba a gobernar la próxima legislatura. El caciquismo y el pucherazo eran norma habitual en un país en el que muchas circunscripciones ni si quiera llegaban a votar.

Al contar con la oposición de una masa ten importante (y tan ruidosa) de la población, tuvieron que anularse unas elecciones que no iban a servir para legitimar nada. Así que el gobierno de la monarquía se decidió intentarlo con algo más modesto, unas elecciones municipales para el día 12 de abril. La oposición de pronto decidió cambiar de táctica y aceptó participar si se garantizaba la libertad de prensa durante las elecciones. El gobierno se vio obligado a aceptar estas condiciones y la oposición, a la práctica, transformó las elecciones municipales en una especie de referendum sobre monarquía o república.

Los partidos monárquicos, gracias a sus prácticas habituales de manejo de votos, consiguieron la mayoría. Pero en las ciudades, allí donde los sindicatos impidieron eficazmente las manipulaciones, la victoria fue aplastante para los republicanos.

Cuando se empezaron a conocer los resultados, Alfonso XIII se encontró con que dos de sus mejores amigos, el Conde  de Romanones y el médico Gregorio Marañón, le insistían en la necesidad de abandonar el país. El Rey realizó algunos contactos telefónicos con distintos representantes del ejército. Pero estos no le perdonaban la traición a Primo de Rivera, cuando no eran activamente republicanos. El general Mola, luego implicado en el golpe de estado que inicio la Guera Civil, le insistió en que debía dejar el país.

Mientras tanto, a sus espaldas, Romanones y Marañón estaban negociando el traspaso de poderes a Niceto Alcalá-Zamora, el que había sido designado como presidente de la República por el pacto de San Sebastián. El día 14 de abril, los miembros del gobierno clandestino que estaban en la carcel, salieron de ella sin orden oficial y los que estaban en el exilio regresaban. Los acontecimientos se precipitaban.

En las calles las gentes repetían y vitoreaban los nombres del gobierno del Pacto de San Sebastían, como si fueran nuevos dioses que fueran a salvarles de su miseria. La Marsellesa, y el Himno de Riego sonaban por todas partes (incluyendo los cuarteles militares). En Madrid, una multitud derribo la estatua de Isabel II y la arrastró hasta el convento de las Arrepentidas.

Mientras tanto, una multitud amenazadora se arremolinó frente al Palacio de Oriente, donde vivía la familia real. Docenas de miembros de las Juventudes Socialistas formarán un cordón humano para impedir a la gente entrar en el palacio. Esa misma noche del día 14 de abril, Alcalá-Zamora le indicará al Rey que debe abandonar el país porque el nuevo gobierno no podrá garantizar su seguridad.

Alfonso XIII decidido a impedir una guerra civil (que sin duda habría perdido), decide irse esa misma noche. No abdicó, nunca llegaría a hacerlo. Daba igual. La hora de la República había llegado.

El día 15, el Rey desde el extranjero rogó a sus seguidores que acataran la República y reconoció que esta había llegado por la voluntad popular. La iglesia pidió respeto a las nuevas autoridades. Los nacionalistas de Macià (que en un primer momento habían proclamado la República Catalana y habían invitado a la creación de otras repúblicas que se unieran en una Federación de Repúblicas Ibéricas) aceptaron echarse atrás y esperar a la redacción de la nueva constitución y los anarquistas declararon que la República burguesa no iba con ellos, pero que tampoco la atacarían. La victoria era absoluta.

Para grandes masas de españoles, la República fue recibida como el paraiso. Simbolizaba el final de todos los problemas y el inicio de un mundo perfecto. La decepción, lógicamente, resultaría amarga.

Poco después se realizaron las primeras elecciones auténticamente democráticas de la historia de España. En ellas, los partidos monárquicos que tradicionalmente acaparaban la inmensa mayoría de los escaños se vieron reducidos a una representación meramente testimonial. Ya no habría marcha atrás. Sería necesario el shock de una larga guerra civil, abundante material extranjero y una horrible campaña de terror para forzar al pueblo español a aceptar la muerte su República.


Pues claro que fue genocidio!

7 septiembre 08

Hoy voy a contar una historia que sucedió en un país lejano hace unos años, y sin ninguna relación con esta España nuestra, paradigma de la Democracia, la Convivencia y el Buen Rollito Esencial.

El país del que estoy hablando se llama Argentina y volvió a la Democracia tras siete años de cruel dictadura (nada que ver con España, que tuvo que aguantar 30 años). La dictadura se produjo contra un gobierno democrático que cayó tras un golpe de estado militar apoyado por un país democrático como EEUU (al contrario que España, en la que el golpe fracasó y la población en armas resistió durante tres años contra el potencial de países como la Alemania Nazi o la Italia Fascista).

Tras la caída de la dictadura, un gobierno democrático argentino apoyó la «Ley de Punto de Final» que impedía la investigación de los crímenes cometidos por los dictadores y su aparato de represión (en España, sin embargo, los miembros del gobierno dictatorial se aprobaron una «Ley de Amnistía» antes de las primeras elecciones). Gracias a ello, los antiguos jefes de policia y los principales oficiales implicados en el golpe, mantuvieron sus puestos (pero, al contrario que en España, ningún antiguo ministro se convirtió en líder de ningún partido político de importancia ni los hijos de los ministros de la dictadura llegaron nunca a ser ministros de la democracia).

26 años de democracia tuvieron que esperar los argentinos antes de ver a los primeros criminales de la dictadura sentados en el banquillo (algunos países llevan esperando ya más de 30 años). Miguel Osvaldo Etchecolatz, que había sido comisario de policia de la provincia de Buenos Aires, fue condenado en un juicio que como mínimo podríamos calificar de «raro», incluyendo la desaparición de Jorge Julio López, un testigo clave que sufre el terrible record de ser la única persona argentina desaparecida dos veces (todavía no se sabe nada sobre él).

En el juicio «sólo» se pudo demostrar que Etchecolatz había cometido u ordenado seis homicidios, seis encarcelamientos ilegales y siete procesos de tortura de nada. Afortunadamente, esta mínima parte de sus crímenes fue suficiente para condenarle a cadena perpetua.

Naturalmente, el proceso no estuvo exento de polémica. Por si fuera poco con el secuestro de un testigo clave, se inició una poderosa campaña mediática por parte de la derecha que, básicamente, se basaba en afirmar que este juicio sólo serviría para «abrir viejas heridas» y para «desviar la atención de problemas más acuciantes»

Nada que ver con otros países como el nuestro, como podéis ver.

Por si fuera poco, el juez del caso, Carlos Rozanski, dijo que la condena no estaba a la altura del crimen cometido ya que, en interés de la «construcción de la memoria colectiva» habría que añadir que estos crímenes fueron cometidos «contra la Humanidad, en el contexto del genocidio que tuvo lugar en la República de Argentina entre 1976 y 1983».

Para Rozanski, el genocidio se define por el intento de asesinar a un colectivo, y no a una serie de personas individuales. Y para ello, aunque reconoció que la Convención de Naciones Unidas sobre el Genocidio lo define como un «intento de destruir, en todo o en parte, un grupo nacional, étnico, religioso o racial» también señaló que en su primer borrador se incluía también a los grupos «políticos» pero que estos fueron eliminados por la presión de la URSS ya que, entonces, las purgas estalinistas también deberían ser consideradas «delitos contra la humanidad» (tal y como, efectivamente, debieran ser consideradas).

También citó Rozanski una sentencia de un tribunal español contra un torturador argentino y es que, en España (y a diferencia de Argentina), el código civil considera delito contra la humanidad la persecución de personas «por razón de la pertenencia de la víctima a un grupo colectivo perseguido por MOTIVOS POLÍTICOS, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos o de género[…]»

En estas circunstancias, y teniendo en cuenta que la cifra de desaparecidos, torturados y asesinados en España debió ser muy superior a la argentina. Y que la gran mayoría de estos crímenes se cometieron por motivos políticos (rojos, nacionalistas), religiosos (ateos) o de identidad sexual (homosexuales, lesbianas). No me queda más que preguntarme, dadas las grandes diferencias entre España y Argentina… ¿Cómo puede hacer uno para nacionalizarse argentino?


Haití 1493, el inicio del genocidio.

20 julio 08

A finales de 1493, Cristobal Colón llegó a «La Española» en lo que sería su segundo viaje hacia el Caribe. Al contrario del primero, esta vez no venía a explorar, sino a ocupar. El almirante mandaba una expedición con diecisiete navíos que trasportaban entre 1.200 y 1.500 soldados. Los españoles habían llegado para quedarse.

Una sorpresa aguardaba al almirante sin embargo, y es que la guarnición de 39 hombres que había dejado en su anterior viaje había sido aniquilada. Parece ser que el asesinato de algunos indios y la violación de muchas más indias habían obligado a reaccionar a los nativos. Colón aprendió rápido la lección y escribió: «Por muy fuertes razones que hayan dado a los indios para hacer lo que han hecho, nunca éstos habrían osado emprender algo que los dañase si los hubieran visto bien guardados.» El trato con los indígenas no debería basarse en la justicia, sino en la fuerza. Eran los primeros días del colonialismo en América (Portugal lo había iniciado un siglo antes en África). Durante los siguientes siglos la filosofía de la fuerza sería la que permitiría a los europeos dominar el planeta entero.

A la vez que Cristobal Colón está elaborando los principios básicos que permitirán el colonialismo mediante la fuerza, en la metrópoli se estaban elaborando las convenientes excusas ideológicas. Los españoles fueron al Caribe para cristianizar y civilizar a aquellas pobres almas… Anticipándose a la teoría sobre «la carga del hombre blanco» que, pobrecito él, se ve obligado a hacer esfuerzos sobrehumanos para mostrar la luz a los ciegos indígenas de todo el globo.

Con la biblia en una mano y la pólvora en la otra, los hombres que llegaron con Colón pusieron a los indígenas de Haití a trabajar duramente para alimentarles y para conseguir oro. Oficialmente, los indios eran súbditos de la corona, a la práctica recibieron un trato de esclavos. En su primer viaje, Colón había descrito a los habitantes de La Española como pacíficos y acojedores… después de mostrarles claramente cual era la verdadera intención de los españoles, empezaría a decir de ellos que eran pérfidos y traicioneros.

En verano de 1494 toda la isla está en guerra contra los invasores.

Cristobal Colón dirige la guerra utilizando todo tipo de bajezas destinadas a sembrar el terror, incluyendo el uso masivo de perros mastines entrenados para atacar a los humanos. En marzo de 1495 los indios son aplastados en la batalla de la Vega Real. Algunos defensores se refugian en las montañas, pero acaban siendo exterminados o rendidos por el hambre.

Los supervivientes son definitivamente esclavizados, mal alimentados y amenazados por enfermedades nuevas para ellos como la viruela. Por su parte, la llegada de más colonos castellanos no hará otra cosa más que agravar su situación (originalmente Cristobal Colón esperaba traer de Europa obreros y agricultores, pero se encontró con que al llegar al Nuevo Mundo nadie quería trabajar sino que preferían capturar indígenas que realizaran el trabajo por ellos).

Las cifras hablan por sí solas, se estima que Haití estaba poblada por 1.100.000 indígenas en 1492. El censo de 1507 habla de 60.000 personas y el realizado en 1.520 poco más de 1.000. Hoy no queda ninguno.

Lo sucedido en Haití no fue más que el prólogo de lo que después sufrirían las poblaciones de Puerto Rico, Cuba y el resto del Caribe. Un crimen contra la humanidad (otro más) que no es recordado en los libros de texto ni por el que existe, que yo sepa, ningún museo que sirva de recordatorio.

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El Quijote de Avellaneda

12 julio 08

Todo empezó cuando un tal Miguel de Cervantes, autor al que consideraban segundón, publica la primera parte de su famoso El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.

Hoy los especialistas consideran al Quijote como la obra cumbre de la literatura en lengua castellana, apesar de que casi nadie de la calle la ha leído. Curiosamente, en 1605 sucedió justo lo contrario. El Quijote fue recibido con frialdad entre los críticos, pero con entusiasmo por el vulgo que la convirtió rápidamente en un best-seller sin precedentes.

En unos pocos años, el libro de Cervantes conoció varias reimpresiones en infinidad de ciudades por toda Europa e Indias, se realizaron muy pronto traducciones a la mayoría de las lenguas europeas. Durante décadas, cada vez que una imprenta pasaba apuros económicos, editaba un Quijote y lo vendía como rosquillas.

Poco de ese dinero acabó en manos de Cervantes, que la situación de los derechos de autor era opuesta a la actual, pero estaba claro que el mundo literario no iba a quedar ajeno a un fenómeno de tales características. Como setas, y en varias lenguas, empezaron a surgir continuaciones de la obra de Cervantes. Una de ellas consiguió tanta fama que el mismo Cervantes se sintió con ganas de hacer referencias a ella en su segunda parte del Quijote. Me estoy refiriendo a la novela que fue firmada con el nombre de Alonso Fernández de Avellaneda (pseudónimo de un autor desconocido)

El Quijote de Avellaneda no soporta ninguna comparación con el de Cervantes. Así que en la medida de lo posible, vamos a intentar no establecerlas. Únicamente destacar que el Quijote y, sobretodo, el Sancho de Avellaneda son personajes infinitamente más simples que los de Cervantes. Y es que Avellaneda no busca una grandes profundidades, tan solo pretende algo entretenido para pasar el rato y echarse unas risas a costa de la locura de uno y la simpleza del otro. Porque Quijote no sólo está loco, sino que además carece de la dignidad que le otorga Cervantes. Y Sancho no es que sea un hombre sencillo, es que es muy tonto. Cervantes había conseguido construir esa fina línea entre la simpleza y la estupidez, Avellaneda arrasa con todo sin ningún miramento. Al igual que el Sancho Panza que conocíamos, el escudero del que nos habla Avellaneda habla constantemente con refranes, pero ahora los cita incorrectamente y sin ningún sentido.

Y es que, en su empeño por ser divertido a toda costa, Avellaneda recurre a métodos a veces realmente torpes. Juegos de palabras infantiles, situaciones inverosimiles y el eterno recurso de acudir a Sancho Panza (verdadero protagonista de esta novela) para sacarle las castañas del fuego. He de reconocer, sin embargo, que algunos momentos son realmente divertidos, pero se ven empantanados por el aluvión de chistes malos que el autor se ve obligado a introducir cada párrafo.

La historia está bastante bien hilvanada. Diré incluso (en algo tenía que pasar) que mejor que la versión de Cervantes. No ya por errores fruto de las prisas como el tan famoso asno intermitente de Sancho Panza, sino porque realmente Avellaneda nos muestra una historia coherente con la primera parte del Quijote y repleta de giros interesantes y a veces sorprendentes, aunque el autor se vea obligado demasiado amenudo a recurrir a personajes poderosos que protejen a los protagonistas para poder reirse de ellos.

No hay duda de que el Quijote de Avellaneda es un libro facilón y superficial pero en su defensa, lo cierto es que tampoco ha pretendido nunca ser otra cosa.

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