Ramper, un payaso escéptico en 1944

La guerra había terminado, pero tras ella vino la época del hambre y del miedo. España vivía aislada de un mundo envuelto en un conflicto mundial y los campos españoles sufrían por los años de abandono durante la guerra. Pero entre el hambre y la desesperación, había un oasis de luz y emociones, eran los circos.

Hay que tener en cuenta que entonces la televisión todavía no existía. El cine sí, pero ya no era lo que había sido… El cine extranjero tenía fuertes restricciones en España, hasta el punto de que las películas del muy popular «Carlitos» (Charles Chaplin) no podían promocionarse con su nombre ya que el franquismo le había cogido manía por haber hecho declaraciones contra Franco. El cine español, por su parte, que había sido el más exhibido antes de la guerra, vivía una profunda crisis por falta de financiación y de artistas (gran parte de los más populares se encontraban en el exhilio). Jamás el cine español recuperaría la popularidad que tenía antes de la guerra.

El circo no tenía competidores y estos años fueron de gran florecimiento. De hecho, el mayor problema que podían encontrarse los circos era la competencia de otros circos, en algunas ocasiones llegaron a juntarse hasta diez circos en la misma ciudad al mismo tiempo.

La preciosa María del Pino Gómez Segura, más conocida como Pinito de Oro

fue una de las más populares trapecistas de su tiempo.

Y es que, el circo era un lugar mágico, con mujeres ligeras de ropa (cuando la censura lo permitía), con sus «extranjeros» exóticos, con sus animales salvajes y peligrosos y, claro está, con sus divertidos payasos que entonces hacían espectáculos para todos los públicos, no sólo el infantil.

El circo era un lugar en el que uno podía olvidarse por unas horas de la triste realidad. Daba igual que casi todo fuera falso. Tanto daba que las «bestias salvajes» fueran pobres animales desnutridos, o que el popular «chino» Li-Chang se llamara Juan Forns Jordana y fuera de Badalona mientras que el famoso «derviche hindú»  Daja-Tarto se llamara Gonzalo Tortajada y naciera en Cuenca.

Ni si quiera la alta sociedad se resistían al encanto del Circo. En una ocasión, se encontraban el circo Price y sus espectadores esperando la anunciada venida de Carmen Polo, que se retrasaba. Cuando el director quiso anunciar que iban a empezar el espectáculo sin ella, Millán Astray, fundador de la legión, bajó a la arena echo una furia. La sangre no llegó al río porque el director salió corriendo como si huyera por su vida… es posible que así fuera.

 

Fassman, el hombre radar.

Como no podía ser de otra manera, de esa época surgieron grandes personalidades que llegaron a ser tremendamente populares. Es en esos años cuando Gaby y Fofo comenzaron sus actuaciones. Y es en estos años cuando apareció con fuerza José Rocafort Mir, más conocido como Fassman, el hombre del año 2000.

Fassman era un «mentalista» que afirmaba haber recibido sus poderes de una ancestral tradición pirenaica. Posteriormente fundaría el Instituto Fassman dedicado al estudio de los «fenómenos paranormales». Este instituto se hizo famoso al afirmar que habían llegado a «pesar» el «aura». Fassman era el más famoso de los cientos de «mentalistas» que maravillaban al público transmitiendo información mediante sus poderes telepáticos. Tan popular se hizo este tipo de espectáculos que el popular payaso Ramper hizo un espectáculo basado en ellos.

Ramper, con y sin su pintura habitual.

El payaso le pedía algún objeto a algún espectador y después «transmitía su pensamiento» a un vendado Francisco Zafra, el mismo director de circo que había tenido que huir de Astray.

El chiste nacía de los comentarios que hacía el payaso mientras «transmitía su pensamiento», así cuentan por ejemplo que cuando un espectador le dio un lapiz, Ramper exclamó «Te advierto que esta es LA PIZmera vez que me entregan este objeto.» Y así hacía con todo tipo de objetos:

Mechero: «Me ha puesto usted echando chispas… a ver si adivinas lo que me han entregado y ME CHERO convencer si lo adivinas, aunque al buen ENCENDEDOR con pocas palabras bastan.»

Pluma estilográfica: «Con esto vas a sudar tinta, pero PLU MAS difícil que sea lo adivinarás. [Después de que Zafra dijera «pluma»] «Esta pluma de qué ESTILO es?»

Guante: «AGUANTE un momento que enseguida lo adivinarás.»

Puro: «Ahora me ha puesto usted en un aPURO»

Pendiente: «Dime lo que me acaban de entregar. Estoy PENDIENTE de la rápida contestación.»

Llave: «Esto es muy fácil. YA VErá usted como el medium lo adivina rápidamente.»

Estos juegos de palabras pueden resultar hoy hasta algo infantiles. Pero eran la forma de la época de la que podía transmitirse el verdadero mensaje, que todo lo que hacían los «mentalistas», «hipnotizadores», «telepatías», etc no eran más que trucos muy ingeniosos. Al hacer una burda falsificación, Ramper estaba indicando al que quisiera verlo que lo demás eran falsificaciones más elaboradas.

6 Responses to Ramper, un payaso escéptico en 1944

  1. Fabuloso!!!fue uno de los mejores payasos de la historia y siempre estara en mis recuerdos de la niñez(Gacias RAMPER)

  2. Creo que Ramper, un payaso excepcional, es muy anterior a 1944, por el año 1935 actuó en mi pueblo, PRAVIA (ASTURIAS), TENÍA YO 5 AÑOS.

  3. Juan dice:

    Durante la guerra civil actuó en el Circo Price donde acudían las tropas en descanso, hacía chistes críticos con el ejército de la republica y la censura, y terminaba detenido por algún comisario político para salir de la acusación al día siguiente, dado lo que divertía a las tropas y público. Lo sé porque fue amigo de mi familia.

  4. José Manuel Quirós Castaños dice:

    El gran Ramper. Yo le vi en el teatro Rojas de Toledo. Era la época enla que no teníamos aceite porque se estaba vendiendo a la Italia de Musolini. Ramper salía montado en minibicicleta, chirriante, se sentaba en el suelo. Solo con mímica iba desmontandola. De pronto exclamaba con su peculiar voz: «Ya sé lo que le pasa, se le va el aceite por los muelles» (Genial)

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